Criterios:
Hace una poesía masculina, afrodisíaca, filosófica e irreverente, Abel Ávila.
Su poesía colinda con la más sutil inspiración, Romer Borbúa.
Lo que escribe Raffael no es poesía, Joce Daniels.
Descubre a través de la palabra los secretos del alma, Federico Santodomingo.
Su poesía fluye fácil, sin rebuscamiento, reduplicante, con dejos provincianos, Rafael Dario Jiménez.
Raffael nutre su inspiración en las savias de las montañas donde creció, Víctor Señas Dávila.
Convoca para su logo, un lenguaje de connotadas características,
donde a veces fluye la palabra elemental con cierta riqueza preponderante, Jesús María Stapper.
Poema en blanco y negro
La vida es amarga, dulce, tristezas y alegrías
es una sucesión de buenos e infaustos aconteceres
es un camino de luz y sombra, calvarios y placeres
en el que he llorado tristezas que no son mías.
Vida, ven, arrástrame con tus redes ominosas
bien, a tu dulce gloria o a tu malvado infierno
tu bien o tu mal, he superado entre otras cosas
porque mi estación, fue el verano, no el invierno.
Tu verano marchitó mis pétalos en eclosión
y me hizo un hombre atrabiliario por excelencia
dame la muerte, pues de ti, no espero salvación
soy superior a tu parca, viviré en la inexistencia.
Gracias te doy, vida, por los momentos de felicidad
y mi gratitud, por los aciagos que a mis pies pusiste
tú me diste arco iris, e igualmente eclipses me diste
me diste juventud, pero también amarga ancianidad.
Oye, vida, me he acostumbrado tanto a tu dolor
que cuando no lo tengo, me duele, me inmuta
por eso me atrevo a gritarte con todo furor
que a pesar de ser tan buena eres una …
Tus golpes no han hecho tanta mella a mi vida
porque estoy revestido con coraza de amianto
sin embargo, has truncado mis ilusiones tanto
que a veces he pensado convertirme en suicida
Poema para una noche de amor
Quiero escribir mis versos
en el relieve de tu cuerpo
y pintar mariposas algodónicas.
Quiero dormir mi cuerpo
en tus ojos mayúsculos
e inventar luciérnagas inaladas.
Quiero hacer vibrar tu nombre
al contacto con mi nombre
para decapitar distancias.
Quiero adherir mi soledad
al tiempo que cuartea tu existencia
para destruir los pájaros cronológicos.
Quiero trasladar mi pensamiento
a tu dulce pensamiento de mujer
para fecundarte niños en la memoria.
Quiero inaugurar tu cuerpo
en el quirófano amatorio
con mi diestro bisturí priápico.
Quiero medir la estatura de tus ojos
y manuscribir sueños en tus labios
prescindiendo de tinta indeleble.
Quiero mirar tu cuerpo barroco
acariciar su arquitectura femenil
y dormir en los perímetros erógenos.
Cuando te acarician
mis dedos de menta y miel
presagio derribar los
paradigmas de tu inocencia.
EROS
Poema mentalmente
Mentalmente, recorro tu cuerpo
lo miro, lo ensucio, lo inclinó
lo atrapo, lo tuerzo, lo recojo
lo toco, lo aprieto, lo empino
lo chupo, lo reviso, lo mojó.
Mentalmente, poseo tu cuerpo
lo agarro, lo penetro, lo empleo
lo pellizco, lo veo, lo acuclillo
lo encuero, lo perforó, lo olfateo
lo asestó, lo beso, lo arrodillo
Mentalmente, trafago tu cuerpo
lo empujo, lo acaricio, lo tiento
lo excito, lo embadurno, lo lleno
lo deseo, lo muerdo, lo asiento
lo invierto, lo abro, lo estreno.
Mentalmente, hábito tu cuerpo
lo sobo, lo levanto, lo acuesto
lo disfruto, lo trepo, lo meneo
lo abrazo, lo encorvo, lo recuesto
lo acomodo, lo desnudo, lo babeo.
Ojo… pero Mentalmente.
Poema con dolor
Qué triste, es ser poeta
en este imperio de dolor
donde la injusticia social campea
y los ríos llevan cadáveres a montón.
Qué triste, es ser poeta
en un país de tanta hecatombe
donde el campesino perdió la tierra
y el pobre cada día es más pobre.
Qué triste, es ser poeta
en una nación bañada en sangre
donde reina toda clase de violencia
y los niños se mueren de hambre.
Qué triste, es ser poeta
en un mundo de tanta corrupción
donde muere todo el que se enferma
porque morir es la única salvación
Qué triste, es ser poeta
en un mundo tan mezquino
donde el secuestro impera
y morir, es el único destino
Qué triste, es ser poeta
en un país contaminado por gringos
donde es utilizada la gente ingenua
por esos zarrapastrosos e indignos.
la suave brisa
tocaba desesperadamente
aquellas tibias corazas
de piel y cuerpo en abandono
Lucia Arrázola
Poema con intríngulis
Voy a escribir un poema
para decir la verdad
solamente la verdad
decir por lo menos
es mentira que te amo
que te pienso que te extraño
cuando estoy llorando
no lo hago por ti
pero cuando te digo te amo
es cierto que te engaño
porque yo nunca he amado
como te amo a ti
es verdad que te miento
Poema a un vegetal
El árbol, inmóvil, triste y con dolores
por el trato amargo que el hombre le ha dado
sin embargo, él, al hombre le regala flores
para su amada cuando está enamorado
El árbol, te brinda la flor para que conquistes
te ofrece la sombra para que reposes en ella
te brinda sus frutos para que te alimentes
la madera te da, para el lecho de tu doncella
El árbol, ofrece el cuerpo para que lo hagan leña
te brinda la raíz y la foja para tu enfermedad
te da el tallo para que hagas el libro que enseña
y con su follaje evita que el suelo pierda humedad
El árbol, nace, crece y muere fiel a su tierra
y resiste la tala y la quema indiscriminada
siente en su alma el crujir de la motosierra
y entrega su cuerpo y su savia sin decir nada.
El árbol, el único pulmón que tiene el mundo
a pesar de ello, no tiene Dhios que lo proteja
pero en este universo tan ancho y profundo
alguien deberá existir para escuchar su queja
Poema para una desfloración
Sírveme tu cuerpo, mujer amada
dame a beber tu vida sin condiciones
no dejes que mueran las ilusiones
que tienen de ti, mi vida enamorada
Ven a mis brazos, desnuda, y calmada
Sin resabios, reproches ni pretensiones
que haciéndote el amor cantaré canciones
para que te sientas dulcemente arrullada
Quita el atuendo que te puso el mundo
y mueve rítmicamente tus caderas
que lo más alto del amor esperas
Y cuando tu voz se torne ahogada
y sientas que en tu pubis me hundo
no intentes gritar, estás amada
cuando estoy contigo,
salta la ropa
penetro en tu cuerpo
me fundo en el acto
Luis E. Larios Payares
Poema, una vida en dos cuerpos
Nadie es superior a ti: Solo Dios
y a veces pienso que le aventajas
porque has ahuyentado las mortajas
cuando me hablas con tu canora voz
Tú y yo – pienso – no somos dos
somos uno, guardados en dos cajas
empero, jugando una sola baraja
y, de una misma ilusión, en pos
Y cuando alguien te produce enojos
siento que mi alma sufre con creces
y echa a llorar, a través de tus ojos
Por eso pienso que somos siameses
nacidos en sendos sacos uterinos
vos naciste mujer, y yo masculino
Poema para una reflexión
Cuando el estado
te niegue espacio
no renuncies a la patria
Cuando tus padres
te nieguen apoyo
no renuncies a la vida
Cuando tu novia
te niegue el corazón
no renuncies al amor
Cuando la fe
hayas perdido
no renuncies a Dhios
La vida es:
tristezas y alegrías
abismos y montañas
inviernos y sequías
fuego y agua
Después de toda tristeza
siempre viene una alegría
disfruta ambas: y piensa
la una sin la otra no existiría
-Poema con interrogación
Oye,
te
quedaste
con
algo
mío
ayer ?
– No.
– Entonces
quién
tiene
mi
corazón ?
Carta para Joaquín Pablo Castro Leones
Un cómplice de los sueños oráticos y usuario titular del verso.
Amigo, escuchó el sonido monocorde del silencio, en esta ciudad álgida en abundancia, afable y grísea hasta los tuétanos. Su vegetación funérea con perceptible ausencia de matiz, a diferencia de la apoteósica y exuberante Costa; que hospeda los cuerpos cansados de mis padres, ya en la postrimería del camino. Los quiteños hablan con delicadeza y en susurro, se desplazan enteleridos haciendo esguince a las incongruentes arremetidas climáticas, pero son enérgicos y hospitalarios en demasía.
El cielo capitalino es gris, tétrico y acromático, cubierto a veces de nubes algodónicas que custodian altivamente el gélido pináculo del Cotopaxi. Quito, ostenta una topografía desigual, abrupta, anfractuosa, lo que impide la circulación del viento, por tal razón es imposible enviarte papirolas, con poemas escritos.
¡Ah! La mujer quiteña carece de cuerpo voluminoso, imagino en miniatura sus genitales, supongo microscópicos sus orificios; son tan finas que da miedo hacerles el amor, por temor a que se rompan; su piel me recuerda las pitahayas en desnudez, nacidas a la vera del crepúsculo.
Constantemente tirita mi mentón, este clima es propicio para las marmotas, para el ejercicio del amor.
En la mitad del mundo estoy, la voy a negociar para adjudicársela a hombres como tú, como yo, que nos han negado el espacio del que somos meritorios; solo tenemos el que a osadas escogemos para colocar los pies. Estoy a la borda del Chimborazo, espero su erupción calorífera para ofrecerla a seres como tú, como yo, ya que los chupópteros, los mamíferos estatales nos han negado la posibilidad de una existencia calobiótica.
12 de julio de 1.998, 3:45 de la madrugada, Quito Ecuador.
Comedidamente,
RAFFAEL MEDINA
El poeta del olvido en la sangre
Carta para Hernando Villamizar
Santa Fe de Bogotá; 20 de abril de 1996.
Señor:
HERNANDO VILLAMIZAR PIANETA
E. S. M.
Amigo, decirte que soy feliz es un crimen contra la palabra, porque un hilo de miel luminoso amarga y oscurece mi pensamiento; las broncas vicisitudes, los vejámenes del camino me transmutan en un hombre de una expresión gestual atrabiliaria; y de espalda a todo sentir fruitivo experimento la vida.
He luchado contra las destemplanzas de la naturaleza, llevo a cuesta mil desesperanzas, y aquí estoy con un enjambre de sueños forjados a la margen de la tristeza, estoy lleno de nada. Busco en el frío de los capitalinos, el calor, para atenuar el frío del abandono de un corazón costeño.
Vivo triste y circunscrito en un entorno grávido de hostilidades, exitosamente fracasado; y a ultranza por derroteros escabrosos trafago, porque los rudos embates de la vida, me hacen sentir como el burdégano que ajoba sobre su albarda un fardo gravoso, y a tientas ajorado trepa por veredas escarpadas, sintiendo el crudo latigazo del destino, que: como verdugo energúmeno flagela al siervo que labra la tierra, para cosechar el pábulo que calma su bulimia.
Amigo, sonría usted, porque para sonreír yo, es requisito sine qua non la inhalación de protóxido de nitrógeno. Para mí todo es acre e indiferente y a veces veo el Sol parqueado en el confín del hemisferio, mendigando una sonrisa para edulcorar mi mundo pletórico de tristezas.
Por otro lado, le comento que trabajo en vigilancia y me exigen permanecer de pie, como si yo tuviera la resistencia del dromedario, que con desplazamiento paquidérmico palmo a palmo cruza el desierto sin experimentar cansancio. Y en las noches toledanas que pernocto a la intemperie, siento el picoteo inclemente del frío, que minuto a minuto vulnera mi epidermis con su dardo venenífero, de pie a cabeza, de hombro a hombro; otras veces entra por mis manos desnudas, sigue por mis arterias espaciosas y se hospeda en los reductos de mi corazón hospitalario.
Ese piélago de condiciones vejatoria a veces me hacen flaquear, pero recalcitrante prosigo hasta la consecución de mi sueño, porque no quiero ser el resentido que empuña las armas para desangrar a sus congéneres. Amigo, extraño y añoro el sombrío del palmar que exorna el acceso a Villa Rosa, sacras e impolutas, las de acá profanas e indeseables; extraño y añoro el silencio estruendoso que cunde el camino a los Guayacanes y las Represas, lo único verde que el hálito siniestro del estío deja, aparte del verde de las esperanzas de los campesinos de la Vereda las Flores.
No te escribí en pergamino, porque los hombres como usted detestan lo sintético, prefieren lo que aún no ha sido profanado por la mano depravada del homo sapiens contemporáneo. Si algún día vienes a la capital, no me busques entre los encopetados, búscame entre aquellos que la burguesía bautizó peyorativamente como desechables, porque soy más afín con éstos que con los otros.
Oh ! Amigo, sí, mi amigo, porque me llevaste por los senderos luminosos que conducen a la gloria, y también, porque me llevaste al averno y me dejaste a expensas de las libélulas mefistofélicas, que me propinaron cicatrices indelebles en el pensamiento, con sus amores mercenarios; y en los límites de lo infinito, desisto del remanente de mi vida, porque una extraña avulsión del alma, una excéntrica supresión de sueños, una eterna ausencia de luz, es lo único que me asiste; y una cascada de dolor fluye por mis arterias, como estrella epiléptica linceando en los abismos del pasado, los rescoldos de unos sueños en retazos.
Agotados mis recursos expresivos, me despido deseoso que el omnipotente le premie deparándole un diestro y lujoso porvenir, grávido de amor y esperanza e incesantes sonrisas.
Comedidamente,
RAFFAEL MEDINA
El poeta del olvido en la sangre