PRÓLOGO

Con el libro Los Eclipses de mi Alma el poeta RAFFAEL MEDINA, continúa recorriendo, con paso seguro por el zigzagueante sendero de la inspiración. Lo hace llevando en sus curtidos hombros de estirpe ribereña, el inmenso costal de aquellos caminantes solitarios que entre el tesón y la constancia, proclaman, como reza la inmortal tonada, el camino se hace al andar.
Aquí nos presenta las nuevas simientes de su magín desbordado y pletórico como el horizonte de su campiña santanera. Nos plasma sus inquietudes existenciales para gritarle, a aquellos que viven en las aceras apartadas del compromiso social, que el poeta es un ser lacerado, que lleva en cada centímetro de su piel las alegrías y tristezas de su entorno, el poeta, por su sensibilidad peculiar, es el máximo exponente de la neuralgia comunitaria.
Por lo anterior, cuando Medina Brochero dice: soy un árbol maltratado, la tierra infértil, un hombre frustrado, no habla del vate aguerrido y connotado que es; habla del hombre olvidado, aquél que vocifera su inconformismo. Aquél de alas gigantes que no tiene espacio donde volar. Y es este mismo poeta – hombre, el cuestionado en la introducción de su anterior libro Los Pétalos del Arco Iris el que, hace oscilar sus emociones entre la aparente concupiscencia de sus versos eróticos, el cromático cristal de sus poemas idílicos y la crudeza sutil de sus composiciones sociales.
Este nuevo trabajo literario, consolida el concepto del culto y bonancible arquitecto Enrique Royero Serpa, otorgándole su prestigioso padrinazgo, al considerar que el poeta Raffael Medina, es pilar fundamental de la intelectualidad regional y baluarte en la contienda que debemos emprender por el rescate de los valores culturales de Santa Ana, la comarca del cantor. Esa que cada madrugada se hace más placentera bajo las miradas cansinas de Cenobia y Casimiro, los padres del juglar, que ahora nos entrega Los Eclipses de mi Alma.

Dr. Romer Borbúa Olascuagas.
Escritor